Jardín Nocturno no es una clase ni un taller. No es algo que tengas que hacer “bien” ni un espacio para producir resultados.
Es un encuentro íntimo de luna nueva para sembrar en la oscuridad, donde el arte se vuelve ritual y el tiempo deja de empujarte. La luna nueva no pide claridad. Pide espacio.
Nos reunimos para pintar de manera física y consciente, usando materiales simples y manos presentes. No hay expectativas, no hay prisa y no hay necesidad de llegar a ningún lugar.
Aquí no se produce. Aquí se escucha.
Este círculo invita a crear desde el silencio, el pulso interno y el ritmo natural de los ciclos. El proceso importa más que el resultado, y el sentir más que la explicación.
La pantalla acompaña, pero la atención vuelve al cuerpo, a la respiración y a la mano que se mueve cuando nadie la apura.
Jardín Nocturno es para quienes saben que algo nuevo quiere nacer, pero todavía no necesita palabras.
Solo presencia, oscuridad fértil y un gesto honesto para sembrar.